Ciberseguridad

La nueva era de la ciberseguridad bancaria: lo que hoy se exige a las instituciones financieras

Escrito por
Dea Cálcena
Publicado el
21/10/2025

La digitalización del sistema financiero transformó la forma en que los bancos y cooperativas operan, pero también amplió su superficie de riesgo. Hoy, la ciberseguridad se convirtió en un eje estratégico para garantizar la confianza, la continuidad y la estabilidad del ecosistema bancario. Frente a amenazas cada vez más veloces —como el phishing impulsado por IA, los ataques sin malware y las vulnerabilidades en la nube—, las instituciones financieras deben evolucionar hacia un modelo de resiliencia digital, capaz de detectar, responder y recuperarse con agilidad.

Un panorama de amenazas más veloz y silencioso

El escenario global muestra un cambio profundo. Según el Global Threat Report 2025 de CrowdStrike, el tiempo promedio que tarda un atacante en pasar de un primer host comprometido al objetivo interno se redujo a 48 minutos, con casos de apenas 51 segundos. Además, el 79% de las detecciones ya no utiliza malware, sino técnicas interactivas —como accesos remotos, ingeniería social y abuso de herramientas legítimas— que evaden las defensas tradicionales.

En América Latina, esta tendencia se traduce en un aumento sostenido de ataques dirigidos a servicios financieros, pagos digitales y billeteras electrónicas. Las brechas ya no siempre provienen de software malicioso, sino de errores humanos, configuraciones inseguras o accesos indebidos.

Dato clave: el costo promedio de una brecha en el sector financiero alcanza los USD 5,9 millones, según el informe de IBM 2023. A esto se suman daños reputacionales y pérdida de confianza de los usuarios.

Los nuevos vectores de ataque en la banca digital

Phishing 2.0 y vishing

Los correos y llamadas fraudulentas siguen siendo el punto de entrada más común. En 2024, CrowdStrike registró un aumento del 442% en campañas de vishing (phishing por voz), donde los atacantes se hacen pasar por personal de soporte para obtener credenciales y abrir accesos remotos. Con el uso de IA generativa, los mensajes son cada vez más convincentes y difíciles de detectar.

Ransomware y ataques DDoS

El ransomware continúa siendo un riesgo crítico para bancos y fintechs. Grupos criminales cifran datos y exigen rescates millonarios, afectando la disponibilidad de los sistemas. En paralelo, los ataques de denegación de servicio (DDoS) buscan saturar plataformas de banca online o apps móviles, dejando fuera de línea a miles de usuarios. En 2023, Google mitigó el mayor ataque HTTP/2 conocido, que alcanzó los 398 millones de solicitudes por segundo, un récord histórico.

Nube, SaaS y vulnerabilidades

A medida que las instituciones migran a entornos multi-cloud, crece la exposición. En 2024, CrowdStrike detectó un 26% más de intrusiones en la nube, muchas de ellas vinculadas a credenciales comprometidas o configuraciones erróneas. Los atacantes apuntan a herramientas de colaboración y software como servicio (SaaS) para moverse lateralmente y extraer información confidencial.

Amenazas internas

El factor humano sigue siendo determinante: errores operativos, accesos indebidos o usuarios internos con malas prácticas. Según el Verizon Data Breach Report 2024, más del 60% de las brechas incluyen una participación humana, ya sea por engaño o desconocimiento. Esto subraya la importancia de la formación continua y de los controles de acceso basados en la identidad.

Cumplimiento y regulación: de la norma a la cultura de seguridad

La banca es uno de los sectores más regulados del mundo, y las exigencias en materia de ciberseguridad se expanden cada año. Normas como ISO/IEC 27001 y PCI DSS establecen los estándares técnicos mínimos para proteger la información y las transacciones. Por su parte, marcos como GDPR en Europa o CCPA en Estados Unidos regulan la privacidad de los datos personales, mientras el nuevo DORA (Digital Operational Resilience Act) refuerza la resiliencia operativa de las entidades financieras.

En América Latina, los reguladores locales avanzan en la misma dirección: fortalecer la gobernanza, exigir auditorías y garantizar la continuidad de los servicios críticos. En Paraguay, por ejemplo, el Banco Central impulsa la interoperabilidad digital —como el SPI 2.0 y el estándar QR nacional— junto con mayores exigencias de protección de datos para los prestadores de servicios de pago.

Más allá del cumplimiento normativo, el verdadero reto está en transformar la seguridad en una cultura compartida, donde la ciberseguridad no sea solo un requisito técnico o legal, sino una práctica transversal que involucre a todas las áreas de la organización.

El riesgo de terceros: una amenaza extendida

Cada proveedor —desde plataformas cloud hasta soluciones de biometría o factoring— representa una puerta potencial para el atacante. El 2025 marca un aumento sostenido de incidentes derivados de terceros (Third-Party Risk).

Las prácticas clave incluyen:

  1. Evaluaciones de seguridad previas a la contratación.

  2. Contratos claros con cláusulas de privacidad, cifrado y notificación obligatoria de incidentes.

  3. Monitoreo continuo de integraciones y APIs, con proxies, allowlists y registros de tráfico.

  4. Auditorías periódicas y planes de mejora conjunta con los proveedores.

La resiliencia de un banco depende tanto de su infraestructura como de la de sus aliados tecnológicos.

Cinco ejes estratégicos para construir una banca digital segura y resiliente

La ciberseguridad en la banca ya no puede limitarse a cumplir normativas: debe integrarse en la gestión del riesgo, la innovación y la relación con el cliente. A medida que crecen las operaciones digitales y los servicios en la nube, las instituciones enfrentan un entorno cada vez más complejo. Estos son los cinco ejes estratégicos que marcan el camino hacia una protección sostenible:

1. Identidad y acceso como primer perímetro

El perímetro tradicional desapareció. Hoy, la seguridad comienza en la identidad. Adoptar autenticación multifactor resistente al phishing, políticas de Zero Trust y una gestión rigurosa de accesos es esencial para prevenir intrusiones.
Las credenciales robadas siguen siendo la puerta de entrada más frecuente; por eso, reducir privilegios, segmentar usuarios y revisar accesos periódicamente se vuelve clave.
En cooperativas y bancos locales, esto también implica revisar los procesos de onboarding digital, donde la verificación de identidad y la biometría juegan un rol central en la prevención del fraude.

2. Cultura y gobernanza de la seguridad

La tecnología no basta si no hay conciencia. El factor humano sigue presente en la mayoría de los incidentes de seguridad, según el Verizon Data Breach Report 2024. Por eso, cada empleado, proveedor o socio debe comprender su rol en la protección de la información. Las instituciones líderes ya incorporan programas de capacitación continua, simulaciones de phishing, políticas claras de respuesta a incidentes y comités de seguridad que integran a las áreas de tecnología, riesgos y comunicación.
Una cultura de ciberseguridad sólida fortalece la confianza interna y la reputación externa.

3. Nube segura e interoperabilidad responsable

El crecimiento de la banca digital en la región va de la mano con la adopción de soluciones cloud y sistemas interoperables, desde pagos instantáneos hasta factoring electrónico.
Sin embargo, la nube introduce nuevas superficies de ataque: configuraciones erróneas, dependencias de terceros o accesos compartidos.

 Implementar arquitecturas seguras por diseño, con revisiones constantes de permisos, cifrado de datos, segmentación de ambientes y auditorías CNAPP/CDR, es fundamental.

En LATAM, donde muchas entidades operan híbridos entre infraestructura local y servicios SaaS, el equilibrio entre eficiencia y seguridad es el nuevo desafío operativo.

4. Detección temprana y respuesta coordinada

Detectar antes es la nueva prioridad. El CrowdStrike Global Threat Report 2025 muestra que los atacantes pueden moverse dentro de una red en menos de una hora.
Integrar herramientas de detección y respuesta extendida (XDR), combinadas con análisis de comportamiento e inteligencia de amenazas, permite identificar movimientos anómalos incluso cuando no hay malware visible.

Además, contar con un plan de respuesta a incidentes probado —con roles definidos, comunicación interna y recuperación ágil— marca la diferencia entre una brecha controlada y una crisis pública.

5. Continuidad y resiliencia operativa

En un contexto donde los ataques DDoS, el ransomware y las interrupciones tecnológicas son cada vez más frecuentes, la continuidad del servicio se convierte en un indicador de confianza.

Las entidades deben adoptar planes de contingencia, respaldos geográficos, simulacros de crisis y redundancia de canales críticos como banca móvil o portales de pago.

La resiliencia digital no consiste en evitar los incidentes, sino en garantizar que las operaciones puedan continuar y los clientes sigan confiando, incluso en medio de la adversidad.

La evolución digital de la banca en América Latina depende tanto de la innovación como de la seguridad. Las instituciones que incorporen estos cinco ejes no solo estarán cumpliendo con las normativas internacionales, sino que construirán ventajas competitivas basadas en confianza, transparencia y agilidad.

Resiliencia cibernética: anticipar, detectar y recuperarse

La resiliencia no se mide por evitar ataques, sino por la velocidad de detección y la capacidad de recuperación.

Tres principios clave guían a los líderes del sector:

  • Diseñar para detectar: incluir telemetría y alertas desde el desarrollo de las aplicaciones.

  • Reducir el “blast radius”: limitar privilegios, segmentar sistemas y aislar ambientes críticos.

  • Arquitectura defendible: aplicar principios Zero Trust, con monitoreo continuo y respuesta automatizada.

La inteligencia de amenazas y la automatización permiten reducir los tiempos de respuesta y contener incidentes antes de que escalen. En LATAM, esta madurez aún está en desarrollo, pero cada vez más bancos avanzan hacia modelos de seguridad por diseño.

La ciberseguridad como pilar de confianza

El sector financiero latinoamericano vive una transformación profunda: digitalización acelerada, nuevos actores fintech y mayor exposición a riesgos globales. La ciberseguridad ya no es solo una cuestión técnica, sino un pilar estratégico de confianza y continuidad.

Las instituciones que invierten en arquitectura segura, talento especializado y cultura de seguridad no solo protegen su información, sino que fortalecen la estabilidad del sistema financiero regional.
El reto ahora es pasar del control al aprendizaje continuo, y del cumplimiento a la resiliencia.

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